Mis palabras peregrinan
dejando letras sin par,
tender saben estas letras
gigantes sobre un altar
Al invadir sus lamentos
ávido del sosiego,
cambiar puedo los colores
de copiosos ornamentos.
Entre mieses opulentas
hay cizaña entre la flor,
y aún mi dádiva sedienta
segará la que es de honor.
De honor es una entre mil
como lo es el marfil,
yo tengo el don de besarla
e instar su aroma al dormir.
Y en senderos abismales
el verde en el rojo emana,
mi espíritu se amalgama
y surge orondo mi linaje
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